Sumergiéndonos en un festín saludable, disfrutamos de una variedad exquisita de frutas frescas que satisficieron todos nuestros sentidos
El cénit de la mañana llegó con un espectáculo de magia verdaderamente extraordinario, donde la magia no solo estaba en los trucos, sino también en la expresión de asombro que iluminó los rostros de pequeños y adultos por igual. El mago, con su destreza y encanto, convirtió la sala en un reino de maravillas donde cada ilusión transportaba a nuestros amiguitos a un mundo de fantasía y sorpresa.
Desde la aparición de conejitos traviesos hasta la misteriosa desaparición de objetos, cada acto fue un despliegue de habilidad y creatividad que mantuvo a la audiencia en vilo. Los niños, con ojos llenos de asombro, y los adultos, con sonrisas cómplices, compartieron un momento mágico que trascendió las barreras de la edad.
El escenario brillaba con luces parpadeantes y destellos resplandecientes, creando una atmósfera encantadora que complementaba cada truco. Fue un recordatorio de la capacidad de la imaginación para tejer hilos de felicidad en nuestros corazones. Sin duda, este espectáculo de magia dejó una impresión duradera en todos nosotros, convirtiendo un día especial en un recuerdo que atesoraremos por siempre.
Después de la magia, nos sentamos a compartir un delicioso picnic. Saboreamos suculentos sándwiches acompañados de refrescantes jugos con nuestros nuevos amigos.
En palabras de los niños, fue un día de acción de gracias inolvidable. La gratitud y la amistad fueron los protagonistas, creando recuerdos que perdurarán en nuestros corazones.